martes, 10 de junio de 2008

¿Alguien me puede Atender, por favor?

Yo no demérito las ciudades pequeñas, pueblos y demás, de hecho yo he vivido en estas, pero si hay algo que quiero comentar, algo que me ocurrió en estas vacaciones forzosas.

TOMA 1:

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Bueno pasé tres semanas en la hermosa, calurosa y deliciosas ciudad de Villavicencio (en la que viví tres años), se viene encima el Día del Padre y gracias a Dios por esos lados ya llegaron las grandes marcas como Arturo Calle, Pronto o Armi y claro... Presto.

Regresemos al hilo, decidí regalarle a mi papá y a mi abuelito una camiseta de Arturo Calle, así que nos dirigimos a Unicentro y entramos al almacén de Arturo Calle, -¿que espera uno?- , pues que lo atiendan como en Bogotá, en donde sinceramente da pena no comprar nada y avergüenza entrar solo a mirar, un vendedor lo espera en la entrada y lo acompaña durante todo el recorrido que haga en la tienda, le muestra, le enseña, le sugiere y lo asesora; exactamente eso esperaba.

No ocurrió nada de eso, entramos al local, nadie nos pregunto absolutamente nada, miramos y miramos y los vendedores pasaron por nuestro lado, cuando nos dirigimos a la sección de camisas sport, estaba un stand y un armario, entonces como nadie nos atendía comenzamos a mirar y sacar las camisas que nos llamaban la atención, ahí sí se nos acerco un vendedor, con su reluciente orzuelo y nos dice -"(..) no es necesario que saquen todo, lo que esta ahí es lo mismo que esta ahí colgado (...)"- sobra decir que estaba señalando mientras hablaba, dicho eso se retiro y no lo vimos más, así tal cual, como quien dice "no me desorganicen esto", y ni hablar del tono en el que lo dijo,  ni un "que necesitan", "qué han visto", "¿quieren agua?", nada, en ese momento dudé que estuviera en Arturo Calle; escogimos por nuestra cuenta el par de camisas y nos dirigimos a las cajas, pésimo servicio.

Durante todo ese tiempo pude observar como varias personas ingresaron al local, miraron y volvieron a salir sin que nadie los invitará a ver algo o les preguntará nada, ni que los saludara siquiera.

Así figura en el libro de Sugerencias que reposaba junto a la caja y que diligencié mientras se efectuaba el pago.

Realmente es una falla por parte de una marca tan Respetada como lo es Arturo Calle, una clara falta de capacitación, de atención y servicio al cliente; sobre todo porque no es un local cualquiera como los que hay por acá en los que uno entra y la "muchacha" esta súper ocupada pintándose las uñas.

Lastimosamente no llevé la cámara para tener las pruebas; si algo les puedo decir es que me encanta mi profesión, definitivamente.

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TOMA 2:

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Caminando por el transitado y estrecho Centro de la Ciudad pasamos frente a una tienda Tennis, la que queda frente al Banco Santander del centro y da miedo.

Un total desorden, es cierto que están en promociones y rebaja de precios, pero podría compararse con una ratorena, ropa totalmente revuelta, los anaqueles convulsionados hasta en el piso había ropa, yo nunca supe si habían empleados, nadie atendía, nadie preguntaba, nada, solo una joven en las cajas que estaba ocupada hablando con unos familiares, bien podría uno entrar y llevarse una que otra prenda y ni por enterados se dan.

Tennis es marca de calidad, servicio y atención, si bien es cierto que es juvenil y no se puede esperar el mismo nivel de Arturo Calle, por la diferencia de nicho, un "¿qué se le ofrece?", por lo menos, y tratar de mantener mínimamente organizado el local no es mucho pedir.

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ACLARANDO:

Yo viví aquí tres años de mi vida cuando estaba estudiando mi bachillerato, no estoy hablando mal de Villavicencio, quiero mucho esta tierra; pero no podemos olvidar que ya no es un pueblo, ya no existe la necesidad de comprar en la única tienda que vendía X producto así lo atendieran mal, eso ya quedó en el pasado, ahora todo es competido, todos tenemos que ser competitivos y no pueden dejar pasar a los clientes como si se tratara de lluvia.

Esta Ciudad es el sitio de descanso de muchos bogotanos y que esperan la misma atención o mejor que la que reciben en Bogotá en sus almacenes preferidos.

Estoy seguro que las ombligueras, grandes senos o una cara bonita tras el mostrador no son suficientes, hasta llegan a ser nulas sin una buena atención.

PDTA: Bien, esto lo escribí mientras estaba en Villavicencio, pero lo publicaré cuando regresé a Bogotá porque aquí no tengo Internet en la casa.

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